Los trastornos respiratorios son frecuentes, los posibles agentes infecciosos son numerosos y sus consecuencias son siempre penalizadoras: retraso en el crecimiento, deterioro de la IC, heterogeneidad o incluso más. Las estrategias de prevención con vacunas pueden prescribirse según los agentes implicados en cada caso. En todos los casos, su prevención requiere medidas higiénicas rigurosas, una bioseguridad bien aplicada y, por supuesto, un buen control del entorno y la ventilación.

A pesar de ello, pueden producirse trastornos respiratorios que afectan a pollos, pavos, patos y gallinas…. Dependiendo de su intensidad y del contexto, se pueden prescribir tratamientos. En todos los casos, estas aves están sometidas a una agresión: tos, secreción nasal, irritación local, etc. A un nivel variable, están pues sometidas a un estrés que las penaliza.

Mitigar estas reacciones al estrés respiratorio es posible y necesario para no descarrilar el crecimiento de las aves. Para ello, resulta especialmente interesante añadir ciertas plantas al pienso o al agua de bebida. Sin embargo, es necesario elegir plantas bien documentadas, seleccionarlas cuidadosamente, conocer sus principios activos y utilizarlas con seguridad.